Publicado en la revista ORIENTAL-octubre de l984
POR HUMBERTO PINEDO MENDOZA
El novelista Isaac Felipe Montoro acaba de publicar su cuarto libro” La Rata del Castillo “con las intención de clarificar sin tapujos la personalidad de uno de nuestros más brillantes periodistas de todos los tiempos. Raúl Villarán
Isaac Felipe Montoro |
Es evidente que nuestro novelista hace discurrir sus personajes bajo la egida jefatura de Raúl Villarán que lo pinta de físico desproporcionado y de un carácter irresistible siempre ordenando que se cumpla la comisiòn que ha enviado aunque el lugar que tendría que ir Montoro fuera el mismo infierno o el fin del mundo.
En esta oportunidad la tragedia no es el” sumum” de las elucubraciones tremendistas de Montoro.Màs bien con su imaginación le da una trascendencia kafkiana al castillo que retorna en muchas oportunidades en busca de una información valedera.
Los acontecimientos históricos se ubican en el diario “Ultima Hora” donde el autor y su personaje Raúl Villarán se conocieron. Montoro se sitúa humildemente como periodista reflexivo que tiene que cumplir sus comisiones muchas veces sin trascendencia. Que para su jefe era necesario
Lo que le interesaba a Villarán era que esta noticia tuviera efecto de sensacionalismo comercial añade Montoro
En “Las Ratas del Castillo” discurre sobre las peripecias del redactor que se preocupa de su condición humana, sobre su sueldo mísero que ganaba en esa época, sobre lo que significa conseguir una noticia de primera y hacer periodismo amarillo
Es decir el testimonio critico de la alforja solitaria de un narrador periodista que sufre los malos tratos de su jefe como de las personalidades que le toca entrevistar.”Y pensar que por discutir con un copetudo casi me lanzan del diario “·recuerda Montoro en una reunión laboral que tuve con el en el diario Expreso en 1982 en donde trabajábamos
EL MUNDO DE MONTORO
La independencia vital y política de Montoro hace que su escruta miento de la realidad sea totalizadora .No entiendo a los geniecillos de laboratorio que marginan a este convencido destructor de tabúes sociales por no escribir como el.
Una tremenda impresión me causó hace l6 años al leer “Yo fui mendigo” y me sirvió como materia literaria aleccionadora para introducirme en el mundo trascendente y popular de Màximo Gorki
Los comparo porque los personajes que utilizan son humildes, trágicos y dolorosos. Son descarnados, explotados y humillados y con mucha profundidad humana.
Este tipo de escritor llega más, y le interesa la protesta cruda del argumento que el detalle lingüístico para poder explicar con decoros lo que desean.
Para Isaac Felipe Montoro los mejores amigos de viaje por su testimonio descarnado podrían ser José María Arguedas con “El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo” un Juan Rulfo con “La muerte de Artemio Cruz” un William Faulkner con “Mientras Agonizo” o un “Juntacadáveres” de Onetti o “Los Hijos de Sánchez “de Sinclar Lewis.
Escritores vitales que no expresan la monería generacional sino impregna con rebeldía las frustraciones del hombre común y su lucha por salir de la humillaciòn, del oprobio que los tienen sometidos y la prepotencia y la explotación del hombre. Es decir el “sumum” de la vida misma impregnada en todos sus matices tràgicos, dramaticos y muchas veces grotesco
HUMILDAD
Isaac Felipe Montoro hombre trágico de nuestro siglo es un impenitente colaborador de la soledad y del tango. Hermanos de un trayecto sartriano que los domina. Algunos dirán de este poblador de calles populares que su rostro es la de un estibador chalaco o de un mendigo sensitivo.
Se puede discrepar con muchos planteamientos literarios o políticos de Isaac pero no así engatusar a la historia separándolo del parnaso literario que le pertenece
Nadie niega que Vargas Llosa como Julio Ramón Ribeyro trasmita en sus obras el testimonio crítico del hombre de clase media peruana, que no ha encontrado su verdadera razón de ser social y que sufre.
En cambio Montoro se internaliza en los sectores màs paupérrimos identificándose con ese mundo de taberna y de días oscuros para muchos hombres sin destino.
PERSONAJES
Así como Jorge Luis Borges es caricaturizado como el bonarense por excelencia, Alejo Carpentier el centroamericano tropicalizado y barroco Montoro es el prototipo de la imagen de las capas bajas.
Cèsar Vallejo se desgarrò con el sentimiento trágico de la vida a la forma unamuniana. Su mejor testimonio fue su existencia atormentada, individual y social.
Lo mismo en Isaac su mundo es esencialmente angustiado con un cariz de desgarrador espectador de nuestros tugurios. Su experiencia quedará testimoniada cuando se le valore en su verdadera dimensión.
Algunas veces los pobres y humildes seres que traza con su pluma con tanto celo y dolor a coro gritarán “hermano los personajes que has dibujado han vuelto a cobrar vida, pero ahora son libres”. Cuando esto suceda recién se le reconocerá a Montoro en la dimensión de su trabajo. Y su rostro volverá a reír y sus personajes habrán nacido.
Vivo en México. He buscado la biografía de don Isaac en internet pero no la he encontrado. Serían tan amables de publicarla.
ResponderEliminarEn cuanto a su artículo, así era don Isaac. Un día hablamos sobre Vargas Llosa y me dijo: "El pertenece al pool de escritores consentidos, yo no".
Don Isaac siempre hizo un trabajo de hormiga, metiéndose entre los recovecos de la información, cosa que aprendí de él y crucé fronteras con 80 dólares, un poemario y mi amigo Alberto Morales Calvo. Montoro fue la inspiración de mi quehacer periodístico.