miércoles, 28 de septiembre de 2011


LA GENERACION DEL SETENTA/ CÈSAR TORO MONTALVO

Zeìn Zorrilla, Enrique Verástegui. Armando Arteaga: Escritores de la Generaciòn del Setenta.
La Generación del Setenta (*)
Escribe César Toro Montalvo.

Producida la Generación del 70, precisamente aparecen los movimientos rupturales, destacando el Movimiento Hora Zero, Movimiento de Poetas Mágicos del Perú; en menor escala el Grupo Gleba, Estación Reunida, Grupo Cirle y La Sagrada Familia. De todos ellos, Hora Zero, entregó a la poesía peruana aquellos temas provenientes de la calle, la jerga cantinera, el coloquialismo, la poesía pa­rricida e iconoclasta. Virtualmente el Movimiento Hora Zero fue sin duda uno de los grupos de vanguardia más destacados de las últimas décadas. Los años 70 coincidió con el Golpe Militar de Juan Velasco Alvarado y la "era" de los genera­les. Sus poetas se entregaron con fe y pasión a la poesía coloquial, experimental, caleidoscópica, mágica y visual. Esta generación apertura además una amalgama de alta poesía vanguardista de todo orden y estilo; surgiendo además individuali­dades significativas de repercusión latinoamericana. Tampoco aquí en este acápi­te entraré a hablar con precisión las características en cada caso. Sólo enunciaré las obras y nombres más visibles o sobresalientes: Jorge Pimentel en Kenacort y Valium 10 (1970); Enrique Verástegui en En los extramuros del mundo (1971); Manuel Morales con Poemas de entrecasa (1969); Armando Rojas en Bosques (1973); Omar Aramayo en Axial (1975); Abelardo Sánchez León en Rastro de ca­racol (1977); César Toro Montalvo en Especímenes (1977); Tulio Mora en Mitologías (1977); José Luis Ayala en Poesía para videntes (1988); Juan Ramírez Ruiz en Vida perpetua (1978); Mario Montalbetti en Perro mundo, 31 poemas (1978); José Morales Saravia en Cactáceas (1979); Carmen Ollé en Noches de adrenalina (1981); Max Dextre en Fruta de nieve (1979); José Rosas Ribeyro en Curriculum Mortis (1985); José Watanabe en Álbum de familia (1971); Carlos Zúñiga Segura en inauguración de la ausencia (1979); Pedro Cateriano en La siesta del haragán y otras indiscreciones (1978); Arnold Castillo en Alardes & de­rramas; Gustavo Armijos en Celebraciones de un trovador (1977); Rafael en Es­tambres (1980); Feliciano Mejía en Poemas racionales (1971); Elqui Burgos en Cazador de espejismo (1971); Armando Arteaga en Callejón sin salida (1986); Heinrich Helberg en Juegos para soñar (1972); Jorge Nájar en Malas maneras; Ricardo González Vigil en Silencio Inverso (1978); Carlos Orellana en La ciudad va a estallar (1979); Alfonso Cisneros Cox en Lomas (1981); Juan Carlos Lázaro en Gris amanece la urbe del hambre (1987); Luis La Hoz en Primer incendio (1977); la poesía hasta ahora inédita de María Emilia Cornejo y Aidé Romero en Palabras para iniciar una despedida. También en la poesía del 70 podríamos mencionar otros nombres que deben confirmar sus aciertos (¿será posible?), me refiero a Oscar Málaga, Ana María Gazzolo, Siu Yun, Patrick Rosas, Edgar O'Hara, Jorge Espinoza Sánchez,
Humberto Pinedo, Manuel Pantigoso, Enriqueta Belleván. Mito Tumi, Pedro Granados, Vladimir Herrera, Tarsicio Navarro, José Cerna. Walter Márquez, Róger Contreras, Enrique Solano, Javier Huapaya y Julio Carmona, entre otros.


(*) Publicado en ”Breve Historia de la Literatura Peruana”, Estilo y Contenido Ediciones, Primera Edición, Lima, 1989.

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