…Y Anuit
Te di por nombre y a la mar
di el que antes traías.
Anuit,
para que fueras mías
y llenaras mis manos
en el aroma de tu piel
y volví ha recorrer
esos caminos
que ha tiempo no desandaba;
Anuit,
con tu sonrisa,
con tus palabras tan parecidas
a la de mi madre,
y tú, ahora,
Anuit,
en todo,
hasta en la más alta cima,
tú, compartiendo mis penas.
De “Enfoques”, diciembre de 1981
Chivilcoe, Argentina
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