EL POETA MARIO FLORIAN
¡MARIO FLORIÁN NO HA MUERTO: VIVE EN NOSOTROS!
Mario Florián Díaz, maestro
emblemático, sutepista ejemplar y poeta mayor del Perú, pertenece a la recia
estirpe de escritores venidos de tierra adentro, como César Vallejo, peruano universal por siempre; José María Arguedas, paradigma de
peruanidad irreductible; Manuel Scorza,
poeta, narrador y editor-promotor cultural peruano de renombre mundial; entre otros de imperecedera valía.
Nació en hogar humildísimo, en el
distrito de Nanshá, provincia de Contumazá, región Cajamarca, el 3 de octubre
de 1917. Fue Alcalde de su terruño natal, y por su juvenil e intrépida lucha
contra los causantes de abusos y postergaciones de su pueblo, se le destituyó
de tal condición por el entonces Ministerio de Gobierno y Policía, hoy
Ministerio del Interior.
Estudió Letras e Historia en las
Universidades Nacionales de Trujillo y de San Marcos. En esta, se suprimió arbitrariamente
la cátedra que él ejercía con su característica solvencia, ante lo cual optó,
con proverbial dignidad, por la labor
docente en la Gran Unidad Escolar Bartolomé Herrera -hoy Institución Educativa
Emblemática-, en el distrito de San Miguel, Lima, centro educativo en que formó
a varias generaciones, exalumnos que
siempre lo evocan con admiración
y gratitud.
Conocido
también como El Juglar Andinista del Perú, Mario
Florián moldeó nuestra alma nacional en versos de flamígera y apasionada
voluntad transformadora, así como de honda ternura y convocante fraternidad
colectiva; con su singularidad artística cinceló la identidad rebelde y solidaria, valerosa y patriótica de
nuestro pueblo, esencia e identidad nuestra a la que diariamente se pretende
demoler mediante la persistente campaña multimediática del perverso modelo socioeconómico-cultural
neoliberal, no solo tolerada sino incluso promovida por los sucesivos Gobiernos
antinacionales, sustituyéndola por la frivolidad degradante, por el consumismo
banal y la vaciedad espiritual, por el individualismo y pragmatismo corrosivos e
indolentes; desnaturalizando a nuestra
juventud con los antivalores lumpenizantes y la idiosincrasia cobarde y
apátrida.
Autor de
vasta y trascendente obra literaria, tanto poética como narrativa -y también, como casi se desconoce,
de Historia y Arqueología-, genial creador de los célebres poemas Urpi,
Pastorala y Arenga al Peruano, Mario Florián obtuvo, en 1940, el
primer lugar en los Juegos Florales de
San Marcos; y en 1944, el Premio
Nacional de Poesía. En 1977 alcanzó, por sus indiscutibles méritos, el Premio
Nacional de Cultura.
Jamás debemos olvidar a nuestro
entrañable Maestro Mario Florián Díaz. Frente a sus alumnos, su didáctica
pedagógica de nuestro idioma y de nuestra literatura siempre fue fervorosa y
edificante, así como su impronta de forjador y abanderado del gremio
magisterial, nuestro SUTEP, en sus innúmeras bregas por la revaloración y
dignificación de los docentes de la patria. Las
tan históricas como heroicas Huelgas Nacionales Indefinidas de 1978 y
1979 están perennizadas en la
vivificante épica de su libro La Sangre del Pueblo Magisterial, y
el poema-símbolo de este libro
imprescindible es el magistral Canto
de Gloria al SUTEP.
Enseñó brillantemente en las aulas
y en las calles, y por ello asumió con ejemplarizadora dignidad las adversas,
terribles consecuencias de la brutal represión de la dictadura militar contra
el magisterio alzado en lucha durante los ciento diecinueve días de la Gesta
Magisterial-Popular de 1979, a la que él certeramente llamó Epopeya Nacional Contemporánea: así como
miles de maestros y maestras dirigentes y de base en todo el país, ¡¡¡el gran
pedagogo e indoblegable sutepista Mario Florián también sufrió la subrogación!!!,
y fue “reemplazado” por un infame militante aprista de la Universidad
Villarreal que fungía de estudiante de su Facultad de Educación: otra ignominia
eterna de ese partido, que precisamente en aquel periodo de auge de la lucha
popular democrática, antidictatorial y
antiimperialista mostró nuevamente su entraña reaccionaria y corrupta al actuar -en tanto
que soporte político del sistema dependiente y subdesarrollado- como el mayor aliado
de aquella dictadura militar igualmente corrupta y reaccionaria.
En esta etapa crucial de su vida,
que es también la más fecunda de su labor educadora docente y de su creación
literaria, Mario Florián Díaz tuvo la vital compañía, la ayuda vital de su
bienamada compañera de sentimiento, de luchas e ideales, de vida: su esposa Francila Pasionaria Alzamora Morales de
Florián (Huaraz-Áncash, 14 de junio
de 1953 - Lima, 14 de junio de 2012), quien, luego de su partida, padeciendo el
infinito dolor y la devastadora soledad causada por su ausencia, se irguió
venciéndolos, teniendo como inagotable fuente de valor para continuar viviendo la
fidelidad a las enseñanzas y al legado de su inolvidable y siempre presente bienamado
compañero de sentimiento, de luchas e ideales, de vida.
Mario Florián, así como jamás se
corrió de la lucha, jamás transigió con la
mediocridad, el arribismo, la
mezquindad. Su talento de educador-escritor siempre estuvo al servicio del
pueblo y su destino histórico; su vida entera fue de acrisolada y fervorosa entrega a lo más noble y supremo en el ser
humano: lograr una realidad mejor, un
país superior, un mundo diferente para todos y para todas. Por tanto,
habiendo vivido a plenitud su época, él trasciende el tiempo y las
circunstancias; y su morada es la posteridad, desde donde nos inspira y alienta
siempre, siempre...
Mario Florián, nuestro gran hermano mayor, unió dialécticamente,
como solo él supo hacerlo, el rol histórico del maestro excelente y visionario
con la histórica responsabilidad del luchador social de vanguardia; fusionándolos
como un todo armónico en su multifacética creatividad de artista de la palabra y la imagen, del creador
que, vallejianamente, nace del pueblo y
va hacia él.
Nos dejó el aciago 1 de octubre
de 1999, pero él y su Obra perdurarán por siempre para honra y norte del Magisterio Nacional, de quien es
paradigma; para orgullo del SUTEP, a
quien tanto amó y enalteció, y, ante todo y sobre todo, para el presente y
porvenir del pueblo que nos dio vida, de
nuestro Perú. / Jaime Guadalupe Bobadilla
¡MAESTRO MARIO FLORIÁN DÍAZ: PRESENTE!
¡AHORA, Y SIEMPRE!
¡MARIO FLORIÁN NO HA MUERTO: VIVE EN NOSOTROS!
¡JUNTO A MARIO FLORIÁN, CON NUESTRAS LUCHAS,
PERUANICEMOS EL PERÚ!
No hay comentarios:
Publicar un comentario