CREACIÓN / CRÍTICA / ENTREVISTA / ANÁLISIS
“Asu Mare”, drama de la pequeña burguesía peruana, de Raúl Allain, en coautoría con Humberto Pinedo Mendoza
Asu Mare: la película, comedia peruana,
también podría denominarse drama de la pequeña burguesía peruana. Es
decir, referente a una clase social que es llamada entre ellos
“criolla”, pero que denominaríamos acriollada propia al estilo que
discursa su época y que solo posee límites en sus ambiciones y
frustraciones. Así podemos evocar a los personajes de Julio Ramón
Ribeyro en Los geniecillos dominicales donde se nos muestra
personajes que al salir del colegio terminan de vendedores de baratijas o
de pomadas “nuggets”, sin ningún futuro. Un choque entre la ambición
familiar y la realidad.
Los hechos se producen en la Unidad
Vecinal Mirones, pudiéndose realizar y tener cabida en cualquier unidad
vecinal conservando la misma suerte de asertividad que se pretende en la
recreación. Observamos madres sacrificadas y llenas de frustración
generacional y que buscan que sus hijos sean otros en la viña del señor.
Es decir, casarse con una mujer de “media mampara” pero que no sea
chola. La novela de “Pichula Cuellar” o Los cachorros de Mario
Vargas Llosa también descubre la tragicomedia de este sector que no
puede considerarse lumpen pero que tampoco es burgués. Es el sector de
la ambición profesional, del oficio técnico mal pagado, el de ganarse la
lotería o del matrimonio con una mujer u hombre pudiente. Aquí se
expresa el braguetazo social.
También puede resultar interesante esta
película peruana de una gran connotación frívola, pero que muy bien
responde a la idiosincrasia del peruano urbano de la ciudad. La
grosería, la marginalidad y el vicio de la droga son los referentes
vitales de este sector en la película que identifica a Carlos Alcántara.
Estas características cobran mayor significado cuando el público en
general, común se entera que el actor verdaderamente vivió en la unidad
vecinal a la que se hace referencia. Este film visto por cerca de dos
millones de personas nos hace deducir con certeza que es una rica veta
para el futuro cine peruano. Hay un gran público para estos temas de
frivolidad, de sentimentalismo pero con una connotación social propia
nuestra. En esto radica el logro de esta película.
Oswaldo Reynoso en Los inocentes
también nos muestra ese mundo evasivo donde adolescentes y jóvenes
encuentran en la mediocridad de la juerga, marroquinería y diversión un
medio para liberarse. Es positivo este redescubrimiento que nos muestra
el film, alude simplemente a una “generación mutilada”. También una veta
para los guionistas, publicistas y cineastas que descubren en este
sector una forma de comunicarse con ese público mercantilizado en busca
de entretenimiento.
Asu Mare es un trabajo mediocre
de connotación social. Los personajes pueden estar ubicados en cualquier
Unidad Vecinal de Lima donde está la pequeña burguesía baja.
Promociones de jóvenes acriollados que buscan enfrentarse a una sociedad
indiferente de sus propósitos. Pero que les dan más importancia a la
amistad y al reencuentro con los muchachos de barrio. Agradan las
ilusiones del personaje y de la madre que hacen lo imposible para ser
otros en la vida. El grupo humano, los engaños, las estafas y las
frustraciones son parte del libreto. Pero su realidad es la inmediata y
factual.
La película tiene un tratamiento frívolo
como también real. Juegan con esta ambigüedad y usan la técnica del
desplazamiento. Nos encontramos con el hecho de contar chistes en un
café teatro en donde se conciben con más procacidad, lisuras
reiterativas sobre chistes bien intencionados. Hay que descifrar con
asombro como este sector pequeño burgués de Lima inmediatamente ha
respondido a este tema. Necesitaban sentirse representados y los
productores logran su cometido. Qué hacer con esta realidad conmovedora.
Nos queda la impresión que a nivel gubernamental como privado es el
sector más olvidado de la ciudad y el más alienado por sus posturas y
racismo. Porque la mayoría de ellos han conseguido sus casas por la
jubilación de los abuelos y padres. Y de allí no han salido.
CLASE SANDWICH
Fue el gobierno del presidente Manuel
A. Odría que se encargó de inaugurar desde 1948 a 1956 este tipo de
unidades vecinales como las de Mirones, Rímac y después Manzanilla.
Vemos en el film Asu Mare esa nefasta actitud de encubrir su
frustración social. La mayoría proviene del Callao, de los Barrios Altos
o de la Victoria. Sus valores son los de “Pepe el vivo”. Alcántara
logra transmitir esa desazón familiar de no ser nada en esta sociedad
después de terminar sus estudios básicos. Esto sucede hasta ahora con
los muchachos que terminan la secundaria. Su madre suele ser la típica
mujer luchadora que se encarga de prepararles el trampolín social a sus
hijos, no lográndose porque no están preparados en la vida. La película
logra mostrarnos una realidad citadina y actual. Un grupo social
encapsulado en sus propios valores desfasados y conflictos personales.
Cada vez se hace más relevante la falta
de preparación moral, académica y emocional de este sector. Importante
descubrimiento social que se encuentra latente ante nuestros ojos. No
son andinos y por lo tanto su mejor instrumento de clase es la viveza y
el arribismo como lo sostenía el sociólogo Carlos Delgado Olivera.
Logran una nueva situación social de determinadas formas. A los
publicistas y guionistas podemos sugerirles que estudien bien de lo que
han logrado con esta película. Una gran veta urbana para seguir
explotándola. Queda demostrado que a nuestra gente les gusta sentirse
representada con sus propias vicisitudes. El mejor ejemplo son las
telenovelas brasileñas que explotan este recurso de los problemas
sociales y que son un éxito en Latinoamérica.
Pero los directores del film caen en la
chacota y en la procacidad innecesariamente, y la gente se ríe a
borbotones en los cines. Es una clase social nostálgica y triste, no
como lo proponía Luis Buñuel en El discreto encanto de la burguesía,
sino más bien sin alternativas de apoyo social y económico por parte la
sociedad. Los veremos trabajando de empleados en los bancos de los
supermercados o viajando al exterior para trabajar como jardineros,
cuidadores, albañiles. Son los que envían fotos que han sido tomadas en
un gran edificio comercial extranjero y que en la dedicación dice: “Aquí
trabajo como gerente, representante o ejecutivo”. No aceptan su
realidad de ser personajes de un pueblo precario y subdesarrollado. Es
la típica alienación de estos sectores emergentes.
Sobre los autores
Humberto Pinedo Mendoza es Historiador, Poeta y Periodista.
Espacio del autor en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Humberto_Pinedo
Raúl Allain es Estudiante de Sociología en la UNMSM. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y codirector del sello independiente Río Negro (Perú).