El Chalaco en el Divan
Estudiar al chalaco desde el punto de vista del psicoanálisis es una buena manera de conocer su personalidad colectiva. Es decir porque somos de una actitud diferente a los otros, las frustaciones que afloran y las virtudes que tenemos.
Cuando vemos al "Papa Chuiman" amar a su rosada, o a su Callao en todos los scketts que trabajan en la TV nos preguntamos ¿Ser chalacos es una manera de ser, es una identidad, es un carácter, o un estado de ánimo? Yo les contestaría que influyen muchos factores socioculturales y musicales que vamos a explicar.
El bolero nació en 1886 en la Habana y después pasò al puerto de Veracruz en México. Los temas que formaban los sentimientos del poblador eran románticos, nostálgicos y populares.
Así llegaron la Callao las composiciones de Agustín Lara y las interpretaciones de Fernando Fernández, Fernando Albuerne, Benny Moree, Boby Capò que fueron recibidos con mucho beneplácito por el porteño de esa época como diría Manuel Moreyra.
Estamos hablando de 1950 cuando "El Sabroso" de Lucho Rospigliosi era el centro de atracción de los pueblerinos. Aqui se escucharon los primeros temas de Daniel Santos, Bienvenido Granda, Nelsòn Pinedo y Carlos Argentino.
Con los temas cadenciosos y realistas que los boleros de la" Epoca de Oro" nos imponían, nos identificamos con el sentir de sus letras románticas y justas.
"Los Embajadores Criollos" tambien han influido en la personalidad de chalaco por su actitud de hombres vividos y rebeldes. El chalaco en todas las clases sociales no son tristes ni pesimistas, como son los quechuas y los aymaras. El pueblo es muy alegre a pesar de su pobreza en algunos sectores.
Aqui en el Callao no rendimos culto al resentimiento étnico de otras provincias. Nos resulta reaccionaria esta discriminación apunta Ricardo Pérez Torres Llosa. Es por eso que los capitalinos y provincianos nos confunden con cabareteros o marginales. Craso error de chauvinismo y nacionalismo trasnochados.
Nos parece huachafo y de mal gusto sostener que para ser peruanos hay que sentirse indios, serranos o sélvaticos. Es decir que debemos de matar de nuestros espíritus, la parte del español, europeo, chino o africano.
En el Callao tenemos "el espíritu de vencedor como de vencido" como diría José del Busto por eso somos diferentes, "porque en el juego de la vida, juega el pobre y el rico". Por eso admiro la actitud cultural de este pueblo gallardo. La utopía indigena que nos hablaba Vargas Llosa no se dá en nuestra Provincia Constitucional.
Bohemios y Nobles
Creo que esta mixtura tan especial de bohemios nobles con la del romántico luchador se da en el Callao (Néstor Gambetta). Siente sus días con la rebeldía del mexicano revolucionario, con el sentimiento nostálgico caribeño y con el amor a su pueblo de "Los Embajadores Criollos." Este sentimiento también los descubrimos en los adolescentes chalacos.
Sigmund Freud nos hablaba de mitos y Sartre de nuestra existencia. Los chalacos vivimos con el ritmo vital de la vida como diría Juan Malborg Ratto. El vivir en el Callao es una canción romántica que se graba en nuesto subconsciente. Por eso cuando cantamos "odiame sin medida sin clemencia" entendemos esta emoción social.
Esta actitud vital es reconocida por Cèsar Gallardo Guido en su "Metafísica del Porteño".
Los Marginal como Rebeldia
Los chalacos sienten como Héctor Lavoe. Todo tiene su final, "O la vida es un periódico de ayer", por eso el culto a la salsa caribeña. Hay que reconocer que Lucho Rospigliosi y Carlos Loza son los iconos de la promoción cultural y musical de este ritmo en el Callao. Ahora entendemos que la manera de ser del chalaco tiene que ver con sus cosmopolitismo, su actitud positiva de la vida y con su romanticismo a ultranza.
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